martes, 14 de enero de 2020

yo vengo a ofrecer mi corazón / 2

el olor a persiana bajada se cala hasta la muerte y te preguntas hace cuánto que la calle se ve así. si los colores siempre brillan fuerte o es que solo es hoy que lo ves todo sabiendo que no podrás verlo nunca más aunque sepas bien que sentirte así no es nuevo. y quizás es la conciencia de la cercanía y la distancia y sus desvelos o es el ruido del avión que te sigue desde lejos o son las ganas de no irte pero sí y ya mismo porque descubrir que los vacíos no se llenan es mucho más miedo del que te vendieron cuando te dijeron bienvenido ya has nacido y tú pobrecito no sabías dónde te metías, la verdad. por eso te enfadas cuando te piden que no llores porque no es tu culpa la belleza de todo y lo brillante de las luces y lo negro que es el negro cuando levantas la cabeza y ves que la sensación es la misma aunque sea distinta y aunque el cielo sea otro. porque lo es ¿no? yo es que de estas cosas no entiendo. pero sabe duro tenerlo todo ahí dentro y que sea imposible de explicar lo curioso de estar tan afuera y tan en sitio a la vez y nunca y siempre y poder sentir todos los días que los lugares se encasquillan en los oídos al pronunciar porque no puedes dividirte y multiplicarte para poder ser y dejar de ser. 

te morirás caminando de uno a otro lado sin llegar. 

y te parece bien.

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