si el motín que interseccionó las circunstancias
dinamita también los muros
y destrona la desidia que antaño se instaló
en nuestra cabeza, para matarnos
no hay desperfecto en mi visión
no hay siquiera grieta alguna
en el refugio que tú y yo
construimos a oscuras y con impertinencia
como rebelión infinita contra la tradición
de nuestros propios actos
de nuestra inexcusable demencia
-
la madrugada se dilata sobre la palma de tu mano cuando a contraluz te miro y me sobra el sol.
me murmuras verdades, y la dinámica del cuerpo se me sincroniza con la cadencia de tu voz. el refugio a oscuras se vuelve hogar de palabras que llevaban una eternidad escondidas, que se desperezan al salir oliendo a antiguo y a ganas de vivir. recuerdo poco que se me antoje tan sencillo como este motín a la dictadura del terror y la desgana, hija de nuestros actos, que cobijábamos por inercia y por miedo a la inexistencia dentro nuestro de algo mejor.
y qué impertinencia de levantamiento, qué a ojos de todos, qué reivindicación; pero qué íntima la victoria, qué infinitamente dulce y nuestra. qué minimalista el resultado cuando a tu lado me sobra el miedo, los muros, la piel, el reloj.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar