las palabras muerden, pero no siento
es mi cuerpo, es
efímero
como el humo, como el sueño,
que me rehuye, y el dolor
orondo,
escarba en mi cerebro
y planta las más crueles
señales de desprecio
y yo reboto contra las cavidades
de la caverna en mi pecho
y veo frío, y es tu pelo
en un rincón, qué miedo da
era un suspiro
me invade el ruido,
y con un chasquido
desciendo
miro arriba
desaparezco